Cartier: el lujo y la elegancia de París

En 1847, Louis François Cartier abrió su primera joyería en un pequeño taller de París.

En 1899, Louis Cartier (el mayor de los nietos de Louis François) tomó las riendas de la compañía y trasladó la boutique al número 13 de la Rue de la Paix, a tan solo unos pasos de la Plaza Vendôme, el corazón del lujo y la elegancia parisina. A comienzos del siglo XX, Cartier abrió dos nuevas delegaciones en Nueva York y Londres, que junto con París, se convirtieron en los buques insignia de la Maison

Elisabeth, Reina de los Belgas © Collection Cyrille Boulay, Cartier

En esta época Cartier gana fama gracias a sus deslumbrantes y elegantes creaciones, deseadas por la aristocracia europea y la élite americana. Entre sus clientes se encontraban la Princesa Matilde, prima del Emperador Napoleón III, la Reina Alejandra de Inglaterra, la Princesa rusa Olga Paley y Elisabeth, Reina de Bélgica. 

Fue precisamente otro miembro de la realeza, el Rey Jorge VI, gran cliente de la Maison quién encargó a Cartier numerosas tiaras para embellecer las cabezas de los invitados con motivo de su coronación en 1937. Años antes, su abuelo Eduardo VII honró a Cartier con el primer título de proveedor de la casa Real de Inglaterra. Muy pronto, este título fue seguido del reconocimiento de las Cortes de España, Portugal, Rusia, Bélgica, Grecia, Italia y el Principado de Mónaco, entre otras. 

A comienzos del siglo XX, en un clima político, social y económico cambiante, los hermanos Cartier sintieron la necesidad de viajar alrededor del mundo en busca de nuevas inspiraciones exóticas. 

Recorrieron el golfo Pérsico hasta encontrar las más hermosas perlas de Oriente, viajaron hasta la India convenciendo a muchos Maharajás de que permitieran montar con diseños de Cartier sus tesoros multicolores y atravesaron Rusia, donde el virtuosismo de Carl Peter Fabergé retó a Cartier a crear piezas con los preciados trabajos de esmalte, consiguiendo rivalizar en belleza y elegancia con los del maestro. Otros destinos que inspiraron los diseños de Cartier fueron Egipto, China y el lejano Oriente. Con los viajes llegó la expansión y las boutiques de la Maison comenzaron a establecerse en diferentes lugares del planeta: Saint-Moritz en 1929, Monte-Carlo en 1935, Cannes en 1938 y Caracas en los años 50.

Una importante efeméride en la historia de Cartier fue la creación de uno de los primeros relojes de pulsera en 1904, el cual fue expresamente diseñado para el aviador brasileño Alberto Santos-Dumont. 

Santos-Dumont a bordo del aeroplano Nº. 15, Saint Cyr, Marzo 1907 Cartier Archives © Cartier

A éste le seguirían otros modelos, dotados con el famoso cierre desplegable patentado en 1909. Entre ellos se podía encontrar el popular reloj Tank, diseñado en 1917 como tributo a los tripulantes de los carros de combate aliados de la I Guerra Mundial que liberaron la ciudad de París.
Otro inimitable icono es la línea Panthère, ideada por la musa y Directora de la Alta Joyería de Cartier, Jeanne Toussaint, creadora de alguna de las joyas pantera más emblemáticas pertenecientes a la Duquesa de Windsor.
Numerosas colecciones se han ido sucediendo, ilustrando una época diferente cada una. De este modo, Cartier, reforzada por sus 165 años de experiencia, sigue siendo una referencia indispensable en el mundo de la joyería, la relojería y los objetos preciosos – hoy más que nunca.

© Philippe Halsman / Magnum Photos